A 40 años de la muerte del Che su figura revolucionaria, comprometida, generosa, sigue siendo vigente… Pero… ¿Santo? ¿San Che Guevara? ¿No es esto excesivo? ¿No es incluso “manchar” la memoria de alguien que, hasta donde yo sé, se consideró ateo y no religioso?... Bueno… No lo digo yo… Lo dice la gente humilde y creyente que convivió con él… La gente no hace distingos entre fe y compromiso, entre heroísmo y santidad. Para los pobres, sus verdaderos héroes son santos y sus verdaderos santos han sido héroes que han dado la vida por ellos… El pueblo percibe la espiritualidad auténtica y no duda en poner en los “altares” a aquellos que se partieron el alma y la vida por esos a los que otros desprecian, humillan y oprimen… Dicen que es “muy milagroso” y le rezan fervorosamente para que siga vivo y siga haciendo desde el cielo lo que hacía cuando caminaba por esta dolorida tierra nuestra… Aquí el artículo que les comparto… Ustedes dirán…
Por Andrés Schipani en
Cuarenta años después de su muerte en Bolivia, Guevara es una fuerza viviente en el pueblo en el que su cuerpo fue exhibido
A las 8 p.m. en la plaza principal del polvoriento pueblo de Vallegrande, el único sonido es el murmullo de los rezos que vienen de la iglesia. En el interior, católicos devotos toman asiento y permanecen alrededor de la imagen de Nuestro Señor de Malta -el único Cristo negro en Latinoamérica (sic)- traído a este pueblo boliviano durante la conquista española.
Pero este no es el único elemento extranjero de devoción. El Padre Agustín, sacerdote polaco, lee en voz alta las oraciones escritas por la gente local: "Por mi madre que está enferma, ruego al Señor y a...", titubeantemente, "a San Ernesto, a el alma del Che Guevara." "San Ernesto", la congregación murmura en respuesta.
Fue aquí en Vallegrande, hace 40 años, que el cuerpo de Ernesto Che Guevara fue exhibido, con los ojos abiertos, en la lavandería del hospital. Y es aquí donde su santidad no oficial está siendo firmemente establecida. "Para ellos, él es justo como cualquier otro santo", dice el Padre Agustín a regañadientes. "Él es como cualquier otra alma a la que le rezan. Uno no puede hacer nada."
En una banca en la plaza, Freddy Vallejos, de 27 años, dice: "Tenemos fe, confianza en el Che. Cuando me acuesto y cuando despierto, primero le rezo a Dios y después le rezo al Che -y entonces- todo está muy bien". Freddy usa una cachucha con la emblemática figura del Che Guevara de Alberto Korda. "El Che aquí es una presencia positiva. Lo siento en la piel, tengo fe que siempre, en todo momento, está cuidando de nosotros."
Guevara, nacido en Argentina en una familia aristocrática empobrecida, fue capturado el 8 de octubre de 1967, por rangers bolivianos entrenados por Estados Unidos cuando intentaba abrir un nuevo frente en su revolución. Guevara fue ejecutado al día siguiente en una pequeña escuela de adobe en
Expertos forenses encontraron su esqueleto hace 10 años y ahora descansan en un mausoleo en Cuba, donde alcanzó su más impresionante victoria en 1959. De pie en el sitio de su primera tumba, el presidente de
Juan Ernesto, de 8 años (llamado así en honor al Che), que vive entre los eucaliptos de Vallegrande, dice: "Me siento bien de que él esté justo aquí, cerca de mí."
En su despacho periodístico de
Gott estaba en lo cierto. Susana Osinaga, una enfermera que limpió el cuerpo de Guevara en aquel entonces, recuerda: "Él estaba justo como un Cristo, con sus fuertes ojos, su barba, su pelo largo." Hoy la lavandería donde reposó el cuerpo de Guevara es un lugar de peregrinaje. En el muro sobre Osinaga, una inscripción reza: "Nadie muere mientras sea recordado." Osinaga tiene un altar a Guevara en su casa. "Es muy milagroso."
El compañero de Gott aquel día, Christopher Roper, comparó al Che con una pintura medieval de Juan Bautista, "que entonces se convirtió en su muerte en una figura icónica para millones que habían puesto poca o nula atención a él mientras estaba vivo." Osinaga admite que ella no tenía idea de quién era el Che hasta su muerte.
En esta región, las imágenes del Che cuelgan junto a las imágenes de Jesucristo,
De acuerdo a su ejecutor, Mario Terán, las últimas palabras de Guevara fueron: "Cálmate y apunta bien, estás a punto de matar a un hombre." Lo que pasó después de los tiros, de acuerdo a los habitantes de
En Pucará, Remi Calzadilla usa una cachucha beige que dice "Che". Le reza a él todos los días. "Y me ha ayudado; hace unos años ni siquiera podía caminar", dice, describiendo como cada vez que él "habla" al Che siente "una enorme fuerza dentro de él".
"Yo soy devoto de él como de un santo", dice el abuelo de Remi, Conrado Calzadilla, de 83 años, agrega, con un gesto orgulloso en dirección de una de las imágenes del Che adheridas a los muros de su casa. "¿Aún, 40 años después de su muerte?", le pregunto. "Siempre", responde, "siempre."
Con la santidad local y la inmortalidad mundial,
Sí. Sin duda. El Che vive… Como viven en México los asesinados en el 68 y los caídos en Oaxaca y en todo frente de lucha por una Nueva República…
Álvaro, Diácono en Resistencia
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