viernes, 21 de marzo de 2008

EL SACRIFICIO DEL AMOR


EL SACRIFICIO DEL AMOR


La “Semana Santa” es la memoria viva –y como viva, presente y actuante cada vez- de un acontecimiento heroico, sagrado y liberador: El Sacrificio del Amor...

Al hablar del “Sacrificio del Amor”, lo primero es no malentender o malinterpretar la palabra “Sacrificio”... Sacrificio viene de dos palabras latinas: “sacer” o “sacri” que quiere decir “santo” o “sagrado”, y “facere” o “ficio” que quiere decir “hacer”. Entonces, “sacrificio” quiere decir: “hacer cosas santas o sagradas”. No es entonces meramente “algo que cuesta”, sino “un poder para bendecir, para espiritualizar, para servir”. El que “se sacrifica” en bien de otro, bendice a ese otro, lo hace santo, le da gratuitamente algo grande y espiritual, ¡pero también el que “se sacrifica” en bien de otro, se bendice a sí mismo, se santifica y se da a sí mismo algo grande y espiritual!... Cuando se comprende esta doble vía de bienes y bendiciones se está más libremente y más alegremente dispuesto al sacrificio...

Por otra parte, el “sacrificio” es fundamentalmente una acción “sacerdotal”, no solamente, ni principalmente, en el restringido sentido de “sacrificar a otros”, sino también y sobre todo en el sentido de “sacrificarse a uno mismo”... De hecho, la palabra “sacerdote” se origina también en dos palabras latinas: “sacer” que quiere decir “santo” o “sagrado” y “dare” o “dote” que quiere decir “dar”. Entonces, “sacerdote” quiere decir “el que da las cosas santas o sagradas”... La unión de ambos conceptos, en el ser y función de un sacerdote, nos hace comprender mejor que para que un sacerdote dé las cosas santas y sagradas, a sí mismo y a los demás, el camino fundamental es “el sacrificio”...

En el Movimiento Obradorista o en cualquier otro Movimiento de Izquierda, en cualquier país, hacen falta médicos, psicólogos, educadores y sanadores sociales con sentido y capacidad de “sacrificio”, y, por ello y sobre todo, también “sacerdotes”... Para asumir y aprovechar esta potencialidad “sacerdotal” en beneficio de los demás, especialmente de los más pobres, hay que desprenderse de un sentido elitista, restringido y clasista del concepto “sacerdote” y abrirse a su sentido más universal y al alcance de tod@s (en muchas espiritualidades, y ciertamente en la católica, se habla del “sacerdocio bautismal” como prerrogativa de tod@s los que siguen esa espiritualidad y no sólo de los ministros especializados del culto)...

Pero no nos gusta esa tarea “sacerdotal”, por presentir que implica sacrificio. Tal vez querríamos ser servidores y luchadores sociales sin necesidad de este aspecto espiritual-sacerdotal. Y, con frecuencia, si al fin nos decidimos, somos sacerdotes o empezamos a ser sacerdotes un poquito a la fuerza... Hay un texto bíblico que puede iluminar la idea de ese sacerdocio-sacrificio al que espontáneamente nos resistimos, pero que puede ser extraordinariamente valioso y liberador para nuestro pueblo, y en general para quienes nos rodean... Dice el Evangelio de Marcos, 15, 21: Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz”... Meditemos un poco, y fijémonos ¡cuánto puede decir un solo versículo de la Biblia!... Imaginemos la escena... ¿Qué dice aquí? Que había un hombre que se llamaba Simón, del pueblo de Cirene... Y que lo tuvieron que obligar. ¿Qué quiere decir eso? ¡Que no era ningún voluntario! ¡Lo tuvieron que obligar! ¿A qué lo obligaron? A llevar la cruz, de Cristo y con Cristo... Pareciera que están hablando de nosotros, ¿verdad? Hay cosas en la vida, en el trabajo, en el hogar, en una Iglesia comprometida con el pueblo, en este Movimiento de Resistencia, que no queremos, que nos “obligan”, que van en contra de nuestra voluntad, pero que sentimos que tenemos que hacer o que, ni modo, tenemos que apechugar... ¿Ustedes creen que Simón de Cirene estaba contento, estaba feliz, cuando le dijeron, ¡vas a caminar al lado de este condenado llevando su cruz!... ¡No! ¡A Simón de Cirene no le gustó la idea! Lo tuvieron que obligar... A veces a nosotros nos obligan y a veces somos nosotros los que tenemos que “obligar” a otras personas a caminar como Cristo y con Cristo, llevando la cruz... Y Simón de Cirene -me lo imagino, la biblia no lo dice pero podemos suponerlo- ¡venía cansado! Porque, ¿de dónde venía? ¡Leímos que “venía del campo”! ¡Venía de trabajar! ¡Venía cansado! ¡Como yo y como sé que muchos de ustedes también a veces! ¡Estamos cansados!... Y podemos decir: “¡Ah, otra lucha, otra reunión de trabajo, otro hermano que me necesita, otra acción de Resistencia! ¡Otro fin de semana que tengo que sacrificar! ¡Hoy no tengo ganas de ir!”... Pero Simón de Cirene agarró la cruz. Me imagino que tal vez miró un poco feo a Jesús. Tal vez le dijo: ‘Te metes tú en problemas y a uno lo ponen a cargar con tu cruz’...

Lo importante de esta historia bíblica es que nos ayude a comprender que esta “obligación” es ya una forma de “Sacrificio”, de “Amor de Sacrificio”, como una Tremenda Fuerza Liberadora en favor de nosotros mismos y de los demás... Expresemos esto en forma de canto:


SANGRE DE CRISTO



Yo no lo quería, a mí me obligaron,

la cruz me cargaron, a mi casa yo iba.

Venía yo cansado y en los míos pensaba,

para ellos vivía, pues yo les amaba...


Tal vez Simón de Cirene dio forzado sus primeros pasos, pero poco a poco como que le agarró el modo, se acomodó la cruz, y… ¿se imaginan qué pasó? ¡Su túnica se llenó de sangre! ¿Sangre de quién? Sangre de Cristo... ¡Sus manos se llenaron de sangre! ¿Sangre de Quién? Sangre de Cristo... Y empezó a sudar, y se limpiaba el sudor y luego en la túnica se secaba las manos. ¡Su túnica quedaba llena de sangre! ¿Sangre de quién? Sangre de Cristo... Intentemos meternos en la experiencia del Cireneo:



Yo no lo esperaba: ¡mis ropas mancharon!

¡Rojo había en mi manto!

¡Sangre había en mis manos!

¡Sangre de Aquel Pobre

que a la cruz llevaban!

¡Sangre y llanto y barro que yo no deseaba!...


¿Se dan cuenta? ¡Esto expresa otro simbolismo del Amor de Sacrificio: No hay Sacrificio sin sangre! ¡Amar es sangrar y dar la sangre, dar la vida! ¡Jesús en la Liturgia Eucarística se sacrifica nuevamente, cada vez, cada misa, y derrama su sangre como bebida-ofrenda-medicina para nosotros! ¡Y cada uno de nosotros en la Asamblea Eucarística es (o debiera ser) como un Simón de Cirene que se asocia al sacrificio de Cristo y se baña, se impregna de esa Sangre transformadora y liberadora (en la Consagración y en la Comunión), y la hace suya!... Miremos, además, con visión profunda, que sucede exactamente lo mismo en la gran Misa sobre el Mundo de la que habla Teilhard de Chardin –esa suma de todos los esfuerzos, sufrimientos y trabajos de todos los seres humanos- y mirémonos cada uno de nosotros como fieles participantes en esta Gran Misa en la que miles de humildes sacerdotes en el mundo se ofrendan y se sacrifican y sangran su savia-vida-medicina que es como una gran Fuerza Interior capaz de transformarnos y de transformar el mundo-nuestro mundo y que se derrama sobre tod@s...

Ese día Simón de Cirene llegó tarde a su casa. Pero cuando llegó -la Biblia no lo dice, pero podemos suponerlo-, su esposa y sus hijos (porque dice que era el padre “de Alejandro y de Rufo”) salieron, y cuando lo vieron todo ensangrentado... pues, ¡se asustaron!... ¿Qué te pasó?... A mí, nada. A un hombre que llamaban Jesús, lo crucificaron... Pero, ¿y esa sangre?... Esa sangre no es mía, es Sangre de Cristo...



Al llegar a casa, los míos se asustaron

y me preguntaron: ¿quién te ha lastimado?

¡No se asusten, hijos, la Sangre no es mía!

¡Yo estoy sano y salvo, no temas, querida!...


Y, claro, ¡la esposa lo abrazó! ¡Los hijos también!: ‘¡Ah, qué descanso, ya nos habías asustado, creíamos que era tu sangre!’ Y... sin darse cuenta... ¡en ese abrazo, les compartió de la sangre de Cristo a ellos!... ¡Sin saberlo, abrazó a su familia con Sangre de Cristo!...



Luego me abrazaron, de alegría llorando.

Y al yo abrazarles, ¡también se mancharon!

¡De Sangre sus rostros! ¡De Sangre sus almas!

¡De Sangre de Cristo ellos se impregnaban!


¡La Sangre de Cristo

yo llevé a mi casa!

¡Les llevé a los míos

la Sangre que salva!


¡Sangre en sacrificio!

¡Sangre ofrendada!

¡La Sangre de Cristo!

¡Sangre muy amada!


¿Se dan cuenta? El que en la Liturgia Eucarística en una pequeña iglesia o en la Misa sobre el Mundo es bañado, impregnado realmente con la Sangre de Cristo, puede realizar también simbólica y realmente, como Sacerdote, en su casa o en el trabajo o en su Acción de Lucha y de Resistencia, el momento principal y fundamental de la Liturgia Liberadora: EL SACRIFICIO DEL AMOR, al llevar a su familia, amig@s, compañer@s, la Sangre de Cristo (y, claro, lo que implica de compromiso, de cambio, de perseverancia, de más y mayor sacrificio de amor y fidelidad)... ¡Es como si a través del gesto de su amor sacrificado (expresado aquí en esta historia con el abrazo a sus hijos) papá-sacerdote realizara la Consagración y diera a los suyos la Comunión (es decir, la misma Sangre de Cristo de la que él ha participado y que ha recibido de Jesús-Eucaristía)... Como si con sus gestos y acciones de Lucha y de Resistencia, una persona comprometida por su pueblo se convirtiera en sacerdote o sacerdotisa que realiza igualmente la Consagración y da a quienes sirve la Comunión...

La historia que hemos leído en el versículo sobre Simón de Cirene no termina allí... ¡En el momento en que Simón llegó “manchado” con Sangre de Cristo y abrazó a su familia algo mágico ocurrió en esa casa, y surgieron dos grandes cristianos servidores que se llamaron: Alejandro y Rufo! ¿Por qué creen ustedes que San Marcos los llama por su nombre? Porque los que leían el Evangelio de Marcos conocían más a Alejandro y a Rufo que a Simón... Por eso dice: ¿saben quién es este Simón de Cirene al que cargaron la cruz? ¡El papá de Alejandro y Rufo!... Cuando en una referencia se menciona a los hijos es porque los hijos son más conocidos... Y si les queda alguna duda leamos la Carta a los romanos (su Evangelio, Marcos lo escribe para los romanos y los romanos sabían quién era Alejandro y quién era Rufo), capítulo 16, versículo 13: “Saluden a Rufo, el escogido del Señor y a su madre que ha sido como una madre para mí”... ¿A quién le manda saludos San Pablo? A Rufo, uno de los hijos de Simón de Cirene. ¡Saluden a Rufo! ¿Cómo lo llama? ¡El escogido del Señor! ¿Y cuándo el Señor escogió a Rufo? ¡Cuando su papá, algo a la fuerza, como muchos, empezó a llevar la cruz con Cristo, la cruz del Amor de Sacrificio!... ¡Uno nunca sabe! ¡Tal vez hacer eso que tanto te cuesta, como estar luchando por tu pueblo, tal vez esas pruebas que sufres o esa enfermedad o esos contratiempos, tal vez todo eso es Sangre de Cristo de la que te impregnas y que llevas a los tuyos, o a los pobres o a desconocidos en México y en el mundo, y a través de esa Sangre que tú les llevas se transforman en escogidos, en elegidos de Dios!... ¡Uno nunca sabe! ¡Ahí está el Sacrificio, ahí está el Verdadero Amor, ahí está La Roca sobre la que se edifican las cosas que valen la pena!... Y de la esposa de Simón de Cirene, la mamá de Rufo, dice San Pablo: ¡Ha sido como una madre para mí! ¡La casa de Simón de Cirene se convirtió en un lugar donde apoyaban fuertemente a los seguidores de Jesús! Porque este hombre llevó Sangre de Cristo a su casa... ¡Uno nunca sabe! ¡Tal vez cuando apoyas fuertemente a este Movimiento, a los pobres y enfermos, cuando luchas contra la injusticia y la opresión, especialmente si eso te trae dificultades, problemas, trabajos que te cansan, estás siendo bañado con Sangre de Cristo, Sangre de Amor sacrificado que levanta, que libera y que te bendice a ti y a los tuyos y a los pobres de nuestro pueblo!...

¡Por eso, hoy y aquí, pidamos la Bendición de lo alto! ¡Dios bendiga a los Simón de Cirene en Lucha y en Resistencia, comprometidos con su pueblo! ¡Que están un poco cansados, tal vez!... ¡Ay, pero es que en mi familia se burlan de mí y no me entienden!... ¡Sígalos abrazando... con la Sangre de Cristo!... ¡Ay, es que no aguanto los malos modos de tal o cual compañero!... ¡Sígalo abrazando... con la Sangre de Cristo... ¡Ay, es que la gente no hace ningún caso y no se suman a la lucha!... ¡Ámalos, compréndelos, abrázalos... con la Sangre de Cristo!... ¡Ay, es que parece todo tan inútil y tan sin resultados!... ¡Tú sigue luchando y resistiendo! ¡Esa es la Sangre-Savia-Medicina que necesita el mundo y que necesita nuestro pueblo!...



Simón de Cirene, ¡sigue tú luchando!

¡Por los que tú amas sigue trabajando!

Y si Dios te escoge, y la cruz te carga,

¡no le tengas miedo! ¡Trae Sangre que salva!...


Simón de Cirene, ¡abraza a tu pueblo!

¡Con la Sangre Santa de Aquel Nazareno!

¡Cúbrelos del rojo de esa Sangre Amada!

¡De Sangre de Cristo cúbreles el alma!


¡La Sangre de Cristo

yo llevé a mi patria!

¡Les llevé a los míos

la Sangre que salva!


¡Sangre en sacrificio!

¡Sangre ofrendada!

¡La Sangre de Cristo!

¡Sangre muy amada!


Esto que estamos escribiendo-leyendo-reflexionando-compartiendo es como una Gran Liturgia -al menos como parte de la Gran Eucaristía sobre el Mundo-... Hay, aquí y ahora, una Energía Cósmica, un Amor Universal, una Fuerza Transformadora y Renovadora que se derrama sobre nosotros como una savia-sangre-medicina invisible, como Sangre de Cristo, como Sangre del Dios-Hombre, como Sangre de Todo lo Divino y como Sangre de lo mejor de Todo lo Humano... Y si permitimos que nos impregne, bebiéndola-recibiéndola, nos hará plenos de esa Energía-Amor-Fuerza y podremos compartirla con todos los próximos a nosotros... Podremos hacerlo ahora mismo en nuestras casas, o con nuestros amigos y vecinos, y especialmente con nuestr@s compañer@s de lucha...


SANGRE DE CRISTO (Video completo)


¡Feliz y comprometida Semana Santa! ¡Felices Pascuas! ¡Feliz Lucha y Resistencia! ¡Feliz Resurrección! ¡Feliz Victoria!...


Álvaro, Diácono en Resistencia

miércoles, 12 de marzo de 2008

ESPIRITUALIDAD AZTECA (Parte 3)


ESPIRITUALIDAD AZTECA,
ESPIRITUALIDAD UNIVERSAL
(Parte 3)


“Y los dioses trasmutados conocen que sólo la alianza con tal figura, que su forma hace ver como símbolo del hombre, les otorgará en plenitud la facultad creadora.


(Y esto es impactante respecto al pensamiento azteca-mexicano-mesoamericano: no se desconoce ni se rechaza lo real-espiritual, lo divino, lo trascendente; pero tampoco hay alienación ni pérdida de la propia identidad “real-espiritual-divina-trascendente”. No. El indígena mexicano se reconoce parte del Todo y en unidad con el Todo. Más aún, el azteca-olmeca-tolteca se reconoce y se valora a sí mismo en “sus dioses”, y sabe, con orgullo y una enorme dignidad, que “sus dioses” sólo se reconocen y se valoran y pueden ser-crear plenamente por él, con él y en él... No. Nada de “salvajes rudimentarios”, nada de “fanáticos” e “ignorantes” a los que se ha lavado el cerebro... “Salvajes rudimentarios” nosotros y nuestro pensamiento lineal, corto de miras, simplificador-distorsionador de lo real, reduccionista, “científico”, extranjerizado)...

“Descienden entonces hacia ella, y cada uno la ase, enroscándose en ellos, por un brazo y una pierna.

“Puede suponerse que en esta acción hubo un punto de tiempo donde las cabezas de las grandes serpientes, en su esfuerzo, se colocaron una frente a la otra, aproximando sus hocicos encolmillados.

“Y el cuerpo humano, situado bajo ellas, pudo aparecer como si les fuera cuerpo indivisible.

O bien, que las cabezas se tocaran en su parte posterior, dirigiendo hacia afuera el extremo de sus mandíbulas;

o la oposición de las dos serpientes por debajo de ambos pies;

e incluso que formaran en torno al rostro y las manos del hombre un círculo con sus cuerpos, uniendo sus colas en un punto, y poniendo sus cabezas una ante la otra en el punto opuesto.


“Se revela, así, la presencia de un ser humano, poblado las coyunturas por ojos y bocas; con su propio rostro, o con otro integrado por la forma y la fuerza de dos cabezas de sierpe, las dos serpientes divinas que sólo por la intervención humana pueden poner en efecto sus poderes sin término.

Por ello, en la simbología azteca y mesoamericana existen pinturas y esculturas que representan la “dualidad”,


pero existe aún más en su plástica un elemento “tercero” o “trino”


que unifica y trasciende la “dualidad” (por lo que es un error y un juicio arbitrario considerar a estas culturas como “dualistas”)...


Más aún, existe un símbolo pictórico y escultórico, muy frecuente en las civilizaciones mesoamericanas, muy original y profundo, llamado “quincunce”


y que simboliza su percepción-reflexión sobre lo real como una “doble dualidad” unificada por un punto “quinto” en el centro de la “doble dualidad” (especialmente si está rodeado por un círculo)... La Coatlicue es una escultura llena de simbología “dual” trascendida en lo “trino”, pero es, sobre todo, como un inmenso “quincunce” lleno de significados físicos-metafísicos-espirituales-artísticos de altísima profundidad... La parte “oculta” de la Coatlicue, su base,

es un claro “quincunce” que revela y explica el sentido, la unidad y la verdad de toda la escultura... ¿Es un “dios”? ¿Una “diosa”? ¿Un ser humano? ¿Varón? ¿Mujer? ¿Es un ser animal? ¿Serpiente? ¿Ave? ¿Yo? ¿No yo? ¿Pasado? ¿Presente? ¿Futuro? ¿Unidad? ¿Dualidad? ¿Trinidad? ¿Multiplicidad?... El “quincunce” que al mismo tiempo se oculta y se revela responde: Sí y no, a cada pregunta. Sí a cada par y a cada conjunto de elementos. Sí y sí, a cada pregunta. Sí a lo que se percibe y se comprende, más allá de los elementos, separados o reunidos… No. Nada de “salvajes rudimentarios”, nada de “fanáticos” e “ignorantes”... “Salvajes rudimentarios” nosotros y nuestro pensamiento lineal, corto de miras, simplificador-distorsionador de lo real, reduccionista, “científico”, extranjerizado…

Continúa el maestro Bonifaz: “Y llega la hora donde empiezan a hacerlo (‘poner en efecto sus poderes’). Pues entre ambas oprimen de tal modo al cuerpo humano,

que lo dividen en dos secciones.

(A partir de su cinturón-centro-cintura que une la muerte y la vida)

(Y a partir de su falda de serpientes multiplicadas; Coatlicue quiere decir "la de la falda de serpientes")

“Con una de ellas dan forma a la tierra, con la otra levantan el cielo.

¡El “cuerpo trino dioses-hombre” es un “cuerpo unido”, tierra-cielo! ¡Un solo cuerpo! ¡No hay ya división ni separación como la había antes de este encuentro dioses-hombre!... No tendría sentido este relato “cosmogónico” si nuevamente quedaran “los dioses” arriba, en el cielo, y el hombre-los hombres abajo, en la tierra… No. Ha sucedido algo trascendente, algo vital, esperanzador y pleno de significado y de fuerza: ¡Los “dioses” –nuevos “dioses”- se han quedado en la tierra sin dejar de estar en “el cielo”, se han transmutado, se han encarnado, se han humillado (etimológicamente “hecho tierra”), se han humanizado (se han hecho uno con el hombre)! ¡El hombre-los hombres –nueva humanidad- han tomado triunfalmente posesión del “cielo” sin dejar de pertenecer a la tierra, se han transmutado, se han espiritualizado, se han divinizado!... ¿No es grandioso? ¿No es algo que se ve y se comprende, si realmente comprendes y miras?... No. Nada de “salvajes rudimentarios”, nada de “fanáticos” e “ignorantes”... “Salvajes rudimentarios” nosotros y nuestro pensamiento lineal, corto de miras, simplificador-distorsionador de lo real, reduccionista, “científico”, extranjerizado…

El maestro Rubén concluye esta parte, diciendo: “Y el universo queda creado”

Concuerdo con el riguroso análisis que hace el maestro Bonifaz Nuño, pero, basado en sus propias reflexiones y descubrimientos, y en lo que yo mismo veo-reflexiono-descubro al contemplar la Coatlicue, me parece que hay que ir aún más lejos: “¿El universo queda creado”?... Sí y no. Sí, por supuesto, y en ese sentido es correcto hablar de “cosmogonía” o reflexión sobre “el inicio” del universo y del ser y se pueden hacer analogías con el “big bang” –como hace Nuño- y otras analogías físicas y metafísicas. Pero también “no” en el sentido de una creación ya “hecha” y “terminada”. No dice eso la reflexión azteca y mesoamericana representada en su plástica… Nuestros antepasados no contemplaban la Coatlicue, admirados y reverentes, por algo que hubiese sucedido en el pasado y que allí se significara –por grande que esto fuera debido a la comprensión de su propia e imprescindible participación-. No. Contemplaban la Coatlicue, arrodillados, extasiados, porque les significaba algo grande que estaba sucediendo en ese preciso momento y algo grande que sucedería muy pronto y a lo que esa imagen-escultura les estaba invitando a participar: ¡La creación, aquí y ahora, del mundo, de su cultura y valores! ¡La esperanza en un Nuevo Mundo, en un Quinto Sol, más allá de las oscuridades y sufrimientos previos-durante-y posteriores a la invasión extranjera!...

¡Coatlicue-Tláloc-Yolotlicue-Tonantzin-Guadalupe son la misma imagen que, desde hace milenios y hasta el día de hoy, sigue enseñando, inspirando, invitando a luchar y a crear un Mundo Nuevo, a todos los corazones aztecas-olmecas-toltecas en nuestra patria y en nuestra América que no se han dejado alienar-extranjerizar-derrotar!... No. Por favor, ¡no! Nada de “salvajes rudimentarios”, nada de “fanáticos” e “ignorantes”... “Salvajes rudimentarios” nosotros y nuestro pensamiento lineal, corto de miras, simplificador-distorsionador de lo real, reduccionista, “científico”, extranjerizado…

(El tema continuará próximamente)

Álvaro, Diácono en Resistencia

jueves, 6 de marzo de 2008

DEL BLOG "AMOR Y HUMOR"

TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA


http://www.youtube.com/watch?v=cUYpzBhVOfU


Según las estadísticas, más de la mitad de los adultos que leerán este artículo quisieron algo como lo que dice esta canción... pero no lo consiguieron... Desearon un amor para toda la vida y ahora están separados o divorciados... Se prometieron un amor hasta la muerte, pero uno de ellos abandonó al otro y ahora vive con otra persona...

Según las estadísticas, la mitad de los que hasta ahora están intentando amarse “todos los días de su vida” igualmente se separarán o se divorciarán en los próximos años... La tasa de separaciones y divorcios después de 20 o 30 años de casados se ha ido incrementando en las últimas décadas...

Y si tomamos en cuenta el “divorcio espiritual” -la separación emocional y espiritual de aquellas parejas que siguen viviendo en la misma casa, pero no se aman realmente o incluso han dejado de hablarse o viven en pleito constante-, entonces el número de parejas que se aman y se amarán realmente “todos los días de su vida” y hasta su último aliento es muy escaso...

Eso es lo que dicen las estadísticas... pero –este “pero” es importantísimo-, ¿qué dices tú? ¿Qué digo yo? ¿Qué decimos y decidimos todos?...

En México ciertamente, pero también con pequeñas diferencias en otras partes del mundo, ambos se dijeron públicamente -o se dirán mañana o ahora mismo- algo como esto:

Yo... te acepto a ti como mi espos@... Y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida”...

¿Esta hermosa promesa queda invalidada sólo porque no se haya cumplido... o pudiera no cumplirse... esta vez?... ¿Este altísimo intento ha de condenarse como “equivocado” o “ingenuo” o lo que sea sólo porque no se haya conseguido... o pudiera no conseguirse... esta vez?... ¿No hay siempre tiempo y oportunidad para intentarlo... una vez más?... ¿No somos eternos y, por tanto, “tiempo” es de lo que más disponemos para desearlo-decidirlo-intentarlo una y otra y otra vez?...

¿No es la vida, la existencia, como un maravilloso presente en donde esta extraordinaria promesa –“todos los días de mi vida”- se está cumpliendo, aquí y ahora, para la gran mayoría de parejas que se están diciendo ahora mismo: “te acepto... prometo... amarte y respetarte todos los días de mi vida”?... ¿Tiene esto menos sentido que las llamadas “estadísticas” o un “posible futuro” de incumplimiento o de fracaso?...

El problema es que las “estadísticas” o el pensamiento rígido y lineal o la física y la metafísica tradicionales acerca de “lo real” nos vayan absurdamente convenciendo de la “inexistencia del amor” o de nuestra “incapacidad para el amor”... ¡Ese es el verdadero y único problema! Porque si logran convencernos con argumentos sofistas, escépticos, “científicos” o “filosóficos” de que no vale la pena intentar el amor para siempre, entonces sí –y sólo entonces- estará cancelada para mí, para ti, para tod@s, la posibilidad de amar “todos los días de nuestra vida”...

No es, pues, cuestión de estadísticas sino de fe, de esperanza, de amor de decisión... No es cuestión de lo que te digan otros, sino de lo que digan, en lo profundo, tu propia conciencia y tu propio corazón...

Hoy es el primer día de todos los días de tu vida... Hoy tienes una nueva oportunidad... Hoy puedes abrumarte por estadísticas falsas o amargas –o incluso “reales” en el espacio-tiempo exiguo e intrascendente de lo real-lineal-, o puedes decidirte a creer en ti y en tu pareja –espos@, amig@, amante- y atreverse, ambos –o al menos tú- a decirse por primera vez, o una vez más, o en un nuevo comienzo, palabras como estas:


TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA


Si no coinciden nuestras opiniones

(Si a mí me encanta Cuevas y a ti Frida)

(Si a mí me gusta Otelo y a ti Aída)…

te respetaré sin limitaciones,

todos los días de mi vida…


Si en vez de hablar surgen las discusiones

(Si tú quieres seguir con tu bebida)

(Si a la hora en punto aún no estás vestida)…

te aceptaré yo, amor, sin condiciones,

todos los días de mi vida…


Querida, amada mía, esposa mía…

Te amaré hoy y mañana y para siempre.

Seré tu esposo y tu amante hasta la muerte.

Te seré fiel todos los días de mi vida…


Si no hay ya magia en nuestros corazones

(Si tu ternura se halla adormecida)

(Si yo te quiero amar y estás dormida)…

te perdonaré, amor, sin excepciones,

todos los días de mi vida…


Si hoy es otoño en nuestras estaciones

(Si tu fuerza los años ya terminan)

(Si tu belleza el tiempo ya marchita)…

te amaré yo sin interrupciones,

todos los días de mi vida…


Álvaro, del amor enamorado

miércoles, 5 de marzo de 2008

ESPIRITUALIDAD AZTECA (Parte 2)

ESPIRITUALIDAD AZTECA,
ESPIRITUALIDAD UNIVERSAL
(Parte 2)


En su trabajo, el maestro Bonifaz Nuño denuncia a una mayoría de “estudiosos” que, sin fundamentos, desprecian y minimizan la sabiduría y la espiritualidad de los pueblos mesoamericanos:

“Sin embargo, cuando se trata de considerar la visión que ellos tenían de ese mundo y de sí mismos, los autores que lo hacen, casi unánimemente, los juzgan como salvajes rudimentarios, ocupados sólo en pensar la posibilidad de que la tierra fecundada por las lluvias les rindiera los frutos de que principalmente se alimentaban... Bajo el pretexto de que constituían comunidades agrícolas, se les reducen todas sus fuerzas espirituales, la totalidad de sus concepciones religiosas y metafísicas, a un primitivo afán de alimentación material que sería para ellos el núcleo y la periferia de su existencia... Salvo alguna excepción, en todos los autores se encuentra esta inexplicable oscuridad de juicio”...

El profesor Bonifaz Nuño, en su libro “Imagen de Tláloc”, demuestra sin duda esta sabiduría excepcional de los aztecas y, en conjunto, de todas las culturas mesoamericanas. Así resume él mismo todos sus hallazgos:

“En una relación de grandiosa simpleza, se expone la situación universal en un momento previo a la creación del cielo y la tierra; esto es, del mundo.

“Como en otras religiones fundamentales, hay una presencia divina agitándose sobre la superficie de aguas increadas. En esta relación, la presencia divina es doble; es decir, el dios se manifiesta desdoblado en sus dos principios contrarios, activo y pasivo, positivo y negativo, masculino y femenino, destinados a conciliarse en el momento definitivo.

Detengámonos aquí, por un momento, pues este texto y los que siguen son capitales para la comprensión de la Espiritualidad y la Filosofía aztecas. El maestro Nuño demuestra en su libro cómo, equivocadamente, muchos autores han interpretado lo anterior como un “dualismo” en la espiritualidad y filosofía aztecas, como una “lucha de contrarios”. Por eso señala: “Me parece que al hacerlo no se ha tomado en cuenta un punto esencial: que las fuerzas antagónicas, los principios contrarios, al chocar, al empeñar una lucha, no podrían provocar más que una de dos consecuencias: o se inmovilizarían entre sí, en caso de ser semejantes o equilibrados en sus poderes, o se destruirían uno al otro, en caso de contar con poderes desiguales: aquel que los tuviera mayores preponderaría, sin duda, sobre el otro, ocasionando su desaparición. En ambos casos, la posibilidad de creación de un fenómeno nuevo, quedaría definitivamente anulada. El mundo sería condenado a la inmovilidad o a la destrucción; ésta, en último extremo, otra forma de la inmovilidad... Como no puede admitirse en manera alguna la posibilidad de que esto ocurra, y acudiendo a los testimonios de la realidad, habrá que admitir que siempre que algo se produce o tiene origen, interviene, además de los principios que antagonizan entre sí, un tercer elemento que, fecundando y trasmutando a aquéllos, esto es al positivo y al negativo, al masculino y al femenino, hace posible que su enfrentamiento se convierta en alianza productora... Dicho tercer elemento, por necesidad, al mismo tiempo que no es ni uno ni otro de los dos primeros, ha de tener en sí algo de ellos y algo distinto a la vez, con lo cual ha de serle dado provocar su transmutación y su unión en la acción creadora... Sólo así puede cobrar sentido el encuentro de dos contrarios: con la intervención de un elemento neutro que constituya, juntándose con ellos, una tríada fecunda”...

Por eso, Bonifaz Nuño continúa:

“Pero en el punto de que se trata, aparece como dos dioses distintos. Entre ambos encuentran a una tercera entidad, que a la vez tiene en sí las cualidades de los dos primeros: es a la vez hombre y mujer, a un tiempo afirma y niega, actúa y se aquieta. Es ambas cosas y, simultáneamente, no es una ni otra.

“Esta entidad, por otra parte, tiene figura humana: lo revela el hecho de que se mueve y camina con dos brazos y dos piernas.

“Encontrada, así, esta bisexuada, neutra entidad, los dos dioses la toman y la traen a esa superficie líquida cuyo creador es para todos desconocido.

“La tercer entidad, además, tiene en sus coyunturas ojos y bocas feroces; bocas que se enfurecen y muerden el vacío como bestias salvajes.

“Traída, pues, a las aguas, la entidad camina sobre ellas. Y los dioses, iniciada así su obra, la contemplan.

Miran sobre todo las bocas que hacen móviles y vivas sus articulaciones, como si en ellas quisieran reconocerse.


Y como si se hubieran reconocido, como si aquel elemento neutro los llamara a trasmutarse para la acción; del mismo modo que si comprendieran que esa acción sólo les sería posible en caso de que llegaran a combinarse con él, se dicen el uno al otro: ‘Hay necesidad de hacer la tierra.’

“Ahora lo saben: están destinados, por sí mismos, a la labor de crear. Y esa labor les es posible y próxima merced al parentesco que han reconocido entre ellos y la entidad tercera.


“Entonces, para cumplir su labor, han de trasmutarse en lo que ese parentesco les impone. Y cada uno toma el ser de una gigantesca serpiente.

“Hay, en este punto, tres elementos que han comenzado una alianza decisiva: dos dioses vueltos en serpientes, una figura humana que se mueve merced a articulaciones que sin duda, así lo muestra el sentido de la metamorfosis de los dioses, son partes de serpiente.

(El tema continuará próximamente)

Álvaro, Diácono en Resistencia