jueves, 18 de octubre de 2007

JESÚS EN RESISTENCIA

JESÚS EN RESISTENCIA

La imagen que encabeza la barra lateral de este Blog es la imagen prototípica de Jesús en Resistencia: Jesús, expulsando a los que hacían comercio dentro del templo…

El relato evangélico representado por esta imagen es de los pocos que se encuentran en los cuatro Evangelios, lo que subraya su carácter histórico y su importancia como “evangelio” (e.d. “Buena noticia”, o Enseñanza “de lo Alto”)… Juan lo relata como una de las primeras acciones del Ministerio de Jesús:

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y también a los cambistas, sentados detrás de sus mesas. Hizo un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera del Templo con ovejas y bueyes, y derribó las mesas desparramando el dinero por el suelo. A los que vendían palomas les dijo: ‘Saquen eso de aquí y no hagan de la Casa de mi Padre un lugar de negocios” (Juan 2,13-16)…

Decir que “hizo un látigo con cuerdas y los echó… y derribó las mesas desparramando el dinero por el suelo” muestra a Jesús en una acción de Resistencia no precisamente “pacífica”… Que sea “el evangelista del amor” el único que mencione este “látigo” es también muy significativo para no caer en el error de minimizar o atenuar el hecho… La razón que aduce Jesús es fundamental: “no hagan de la Casa de mi Padre un lugar de negocios”. Todos los estudiosos que conozco sobre este pasaje recalcan el simbolismo de esta acción de Jesús que enseña el rechazo de Dios y de la Verdadera Espiritualidad a toda forma de utilización de la Fe para fines materiales, económicos y de ventajas personales: “Los sacerdotes han convertido el templo en escondrijo desde el que se lanzan como ladrones a nuevos saqueos” (Jeremías, Teología, p.175)… Es un Mensaje claro a cualquier Iglesia, cristiana o no cristiana, especialmente a los dirigentes o líderes de esas iglesias de quienes depende regularmente este “comercio” incongruente y contradictorio con la Fe…

Hay que reflexionar el hecho de que Juan presente este hecho al inicio de la vida pública de Jesús y los otros tres evangelistas hacia el final, para considerar la posibilidad de que esta acción de Resistencia de Jesús se haya repetido al menos dos veces durante su trabajo apostólico…

El relato de Marcos revela otros “detalles” que profundizan la enseñanza sobre esta acción de Resistencia de Jesús:

Llegaron a Jerusalén, y Jesús fue al Templo. Ahí comenzó a echar fuera a los que se dedicaban a vender y a comprar en el Templo. Tiró al suelo las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los vendedores de palomas, y no dejó que trasportaran cosas por el Templo. Y les hizo esa advertencia: ‘¿No dice Dios en la Escritura: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? ¡Pero ustedes la han convertido en refugio de ladrones!’. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, al saber esto, se preguntaron cómo podrían deshacerse de él” (Marcos 11,15-18)…

Dice que echó “a los que se dedicaban a vender y a comprar en el Templo”. No sólo el que vende (cosas materiales –como estampitas o imágenes o libros-, y especialmente sacramentos o acciones cultuales u oración) sino también el que compra, contradicen el sentido de su Fe y permiten que la experiencia espiritual o religiosa se convierta en un asunto de mercado… Dice que “no dejó que trasportaran cosas por el Templo”. ¡Eso es Fuerza y Resistencia!... La acusación reportada por Juan de la conversión del Templo en “un lugar de negocios” en Marcos se hace más fuerte: “refugio de ladrones”. No sólo, pues, “vender”, sino hacerlo con actitud ambiciosa y de despojo del otro… Y si en Juan no pareciera claro que la responsabilidad de los “negocios” recayera en las autoridades religiosas, en Marcos eso no deja dudas cuando menciona a “los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley” molestos por la acción de Jesús y conspirando contra él…

Mateo nos puntualiza otro “detalle” importante:

Después, Jesús entró al Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en los patios. Derribó las mesas de los que cambiaban monedas, lo mismo que los puestos de los vendedores de palomas, y les declaró: ‘Dios dice en la Escritura: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones’” (Mateo 21,12-13)…

El “patio” del Templo es parte del Templo. La comercialización de la Fe no es cuestión de un “sitio” en particular, ni se arregla con hacerla fuera de las zonas propiamente de culto u oración. El problema para Jesús no es dónde se esté haciendo sino el hecho de que se haga… “Vender y comprar” con pretexto de la Fe, especialmente los dones de Dios (sacramentos, actos de culto, oración, etc.), es lo que hace a cualquier Iglesia, de cualquier denominación, una “cueva de ladrones”… A los pobres y “resistentes” de hoy la Fe les invita a creer y a confiar en el Amor de Dios, de tal modo que si las autoridades de una Iglesia les niegan un servicio espiritual o religioso por no poder o no querer pagarlo han de creer y confiar en que los frutos del servicio espiritual negado estarán en sus vidas aun más poderosamente, por acción de Dios, que si le hacen el juego a las autoridades religiosas que mercantilizan los servicios espirituales…

Finalmente, Lucas relata:

Entró después Jesús al Templo y comenzó a expulsar a los que ahí hacían negocios. Les declaró: ‘Dios dice en la Escritura: Mi casa será casa de oración. Pero ustedes la han convertido en refugio de ladrones’” (Lucas 19,45-46)…

Al final de las cuatro narraciones recordamos otros textos de la Escritura que se correlacionan con este pasaje evangélico y le dan más fuerza y sentido: “Y no habrá más comerciante en la casa de Yahvé Sebaot el día aquel” (Zacarías 14,21b); “Los echaré de mi casa por su conducta depravada” (Oseas 9,15); “Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56,7); “¿En cueva de bandoleros se ha convertido a vuestros ojos esta casa que se llama por mi nombre?” (Jeremías 7,11)…

Ahora bien, ¿Jesús actuó solo? ¿Sus discípulos y otros “renegados” no participaron en esta acción de Resistencia? La simple lógica hace difícil imaginarlo… Los estudiosos señalan: “La acción del templo se concentra en Jesús para subrayar su autoridad”, y por eso “Los discípulos o cualquier otro cómplice no son incluidos en la acción de protesta” (Joachim Gnilka, El Evangelio según San Marcos, Ed. Sígueme, Vol. II, p.150)… O, si se aceptara literalmente que actuó solo, ¿entonces por qué no lo enfrentaron y detuvieron sus adversarios? “Se subraya una vez más la presencia majestuosa de Jesús”. El asombro y la esperanza que suscitan su presencia y sus palabras hace que “la muchedumbre se convierte en valla protectora para él frente a los jerarcas” (op.cit. p.152)…

Vale la pena reflexionar estas otras líneas del escriturista Gnilka: “Casa de oración para todos los pueblos y cueva de ladrones están en paralelismo antitético. Se contraponen la finalidad asignada por Dios y el fracaso humano… Por consiguiente, habrá que entender la casa de oración para todos los pueblos como una determinación impedida por sus propietarios y/o como anuncio de un templo espiritual que representa a la comunidad” (op.cit. p.151)…

Contra los que acomodan o interpretan o rechazan este pasaje evangélico según sus conveniencias, Joachim señala: “No hay que dudar de la historicidad de una actitud de Jesús en el templo correspondiente a la descrita. Las objeciones de que uno solo no podría haber limpiado la gigantesca área del templo, de que la ausencia de una intervención de las autoridades del templo o de la guardia romana resulta incomprensible, olvidan la estilización del relato” (op.cit. p.152)…

Sin embargo, más allá de las discusiones académicas o de defensa de posturas o intereses personales, la figura y los hechos de un Jesús en Resistencia son insoslayables. En próximas entregas recordaremos otros pasajes que muestran a un Jesús profundamente apasionado por la defensa de la verdad, de la justicia y de la Verdadera Espiritualidad y que nos revelan a los que hoy intentamos asumir esta misma postura, conforme a las circunstancias de nuestro tiempo, que no estamos solos, que Jesús, el Maestro, bendice y está en nuestro Movimiento y en nuestra Resistencia

Álvaro, Diácono en Resistencia

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