miércoles, 13 de febrero de 2008

EL AMOR EN TIEMPOS DE ODIO

EL AMOR EN TIEMPOS DE ODIO


Muy querid@s compañer@s de lucha:

A propósito del día 14 de febrero, "día del amor y la amistad", aunque sabemos bien que es una "fiesta" de dudosa procedencia y objetivos, les mando a todos un gran abrazo que intenta ser de verdadero amor, y que hoy implica solidaridad, lucha y compromiso por un Nuevo México y por verdaderas y Nuevas Instituciones, libres y democráticas... Y también les comparto nuevamente la reflexión que hice el año pasado para este día del "amor" y que, a un año de distancia, sigue completamente vigente...

EL AMOR EN TIEMPOS DE ODIO

Una destacada panista hidalguense, muy católica, me negó hace unos días la renta de un espacio para la Universidad de la IV República por mi apoyo al Movimiento Lopezobradorista… Familiares y amigos muy cercanos no me dirigen la palabra desde que estuve en el Plantón del zócalo… El “gobierno” usurpador llama a la reconciliación, a la paz y al “amor” mientras golpea, reprime y tortura... Los opositores a AMLO, medios de comunicación, ricos y poderosos, el propio “gobierno”, e incluso gente que se dice de izquierda, lo siguen atacando desaforadamente como si hubiese sido el ganador de la contienda y no el “derrotado”… Algunos que se dicen “lopezobradoristas”, y contra la petición expresa del propio López Obrador –yo fui testigo directo-, se manifiestan dentro de la catedral metropolitana contra el cardenal Rivera por su apoyo a la derecha… ¿Será imposible el “amor”, o al menos las “buenas maneras”, en un México dividido y enfrentado?...

El próximo domingo, como un eco al 14 de febrero, “día del amor y la amistad”, se leerá en todas las Iglesias católicas de México, en la Aclamación antes del Evangelio: “Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 13,34)… ¿Cómo escucharán este “mandamiento nuevo” los calderonistas o los panistas católicos? ¿Cómo lo escucharán los lopezobradoristas católicos? ¿Y cómo lo escucharán los millones de indiferentes y “tibios” en México que sólo parecen interesados en sus asuntos personales y que no tienen ninguna clase de conciencia social ni política?... Y, ¿cómo explicará ese “mandamiento nuevo” el padrecito priista o el panista o el perredista o el lopezobradorista?... ¿Todos eludiendo escuchar y hablar de ese espinoso asunto? ¿O cada quien a interpretar a su gusto y a su manera y según su conveniencia? ¿O hablar del “amor” como hace la tele, en un sentido comercial, cursi, trivial, sin verdadero compromiso?...

Porque después, en el Evangelio de ese día, se leerá también como Palabra de Dios, como Palabra del mismo Hijo de Dios, como Palabra que se ha ido allí, ese domingo, a escuchar y a respetar y a entender y a obedecer: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman... (Lc 6,27-38)… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!...

Quisiera yo, como muchos, no tener que oír hoy, en las circunstancias actuales, estas Palabras. Créanme que querría mejor regresarme al domingo pasado donde oía con gran alegría en mi corazón y como un reforzamiento de mi compromiso: “Dichosos ustedes los pobres… Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados… Pero, ¡ay de ustedes los ricos…! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre!...” (Lc 6,17.20-26)… Pero, como creyente y como diácono, he de escuchar también esta Nueva Palabra. Aunque duela, aunque rasgue. He de seguir confiando en que esta Palabra ha de ser también Palabra de Verdad, de Justicia y de verdadera Libertad…

Es muy difícil interpretar y explicar ese "Amen a sus enemigos". Y sin embargo, cada uno de los creyentes tenemos que hacerlo, con plena libertad y con pleno compromiso... Si yo estuviera el próximo domingo frente a ustedes, como sacerdote diácono, les diría algo como esto después de leer el Evangelio:

La clave de la comprensión del mandamiento nuevo ("Ámense los unos a los otros") es lo que el mismo Jesús dice unas líneas adelante: “Como yo los he amado”… El “mandamiento nuevo” no es el del “amor” frívolo y rosa y adormecedor que presentan la tele y la mercadotecnia. No. Se trata de un “amor” auténtico y comprometido como el que Jesús vivió, más que habló, y por el que dio la vida…

Dice entonces hoy la Palabra: “Amen a sus enemigos”. Si la clave es “como Jesús”, entonces debo preguntarme: ¿Quiénes fueron los enemigos de Jesús y cómo les amó? Pues si yo tengo los mismos enemigos que tuvo él no me será difícil saber cómo obedecer a su “mandamiento nuevo”… Y está muy claro: Los enemigos de Jesús fueron los ricos y poderosos de su tiempo; los romanos invasores; los jerarcas religiosos de entonces: sacerdotes, escribas y fariseos; y los “demonios”… ¿Cómo amó Jesús a estos “enemigos”? ¿Comiendo y conviviendo con ellos? ¡No! Comía y convivía con pobres, pecadores y prostitutas… ¿Tolerando “bondadosamente” sus abusos e injusticias? ¡No! Los trató “duramente” e incluso llegó a usar la fuerza física para echarlos fuera… ¡Sólo fue “bondadoso” con los “enemigos” que corregían el camino y se arrepentían! El amor de Jesús nunca fue complacencia, ni complicidad, ni silencio, ante el mal y la injusticia de sus “enemigos”… ¿Cómo amó Jesús entonces a estos “enemigos”? ¡Enfrentándolos! ¡Combatiéndolos! ¡Intentando corregir sus torcidos caminos! ¡Denunciando sus mentiras, hipocresías y atropellos!... Si tus “enemigos” hoy, en tu propia historia personal, son los mismos de Jesús: ricos, poderosos, usurpadores, jerarcas religiosos, demonios, y has escuchado hoy realmente la Palabra de Dios y no tu propia palabra convenenciera, sabes lo que tienes que hacer para amarles según el Verdadero Mandamiento del Amor…

Es más difícil entender y obedecer a la Palabra si tus “enemigos” son diferentes a los de Jesús. ¿Son los pobres tus enemigos, esos “nacos” revoltosos y “violentos”, esos “locos” “renegados” y “esquizofrénicos” que hablan de fraude y de usurpación, que tienen hambre y sed de justicia? ¿Esos que “no tienen quehacer” y andan en marchas, plantones y manifestaciones? ¿Esos que interrumpen tu “paz” e incomodan a tu conciencia pidiendo igualdad, legalidad, democracia y libertad?... La pregunta que debes hacerte, si es este tu caso, es: ¿Cómo amó Jesús a estos “enemigos” míos, que fueron “amigos” y gente cercana a Él?... ¿Los despreció y persiguió y rechazó como hago yo?… Creo que tú sabes la respuesta si eres un auténtico cristiano que ha venido este domingo realmente a escuchar a Dios y a obedecerlo… Sabes bien que toda la Bondad y la Ternura y la Misericordia de Dios se desbordaron entonces, y eso sigue sucediendo hoy, sobre los más pobres y sobre los perseguidos y calumniados, y sobre todos los que sufren cualquier clase de opresión…

Pero es todavía más difícil entender y obedecer a la Palabra, prácticamente imposible, si tú eres hoy uno de los “enemigos” de Jesús, si eres hoy uno de esos ricos, poderosos, jerarcas religiosos, “demonios” que no quieren corregir el camino, arrepentirse, cambiar de vida y de actitud, y comenzar a luchar, junto a Jesús y a los suyos, por la Verdad, la Justicia y el auténtico Amor… Por eso buscas una iglesia y un padrecito “a modo”, para que te interprete el Evangelio como a él y a ti les conviene. Los domingos no buscas realmente a Dios. Te buscas, como toda la semana, a ti mismo y logras autoengañarte, con la bendición de un falso dios, para seguir en el error, en la mentira y en la destrucción de ti mismo y de los demás. Tú en realidad odias a Dios y a todo lo que Él representa, y odias a todos aquellos que llevan y expresan al verdadero Dios en sus luchas y en sus hechos… Tú eres uno de mis “enemigos” más terribles y, como pide hoy también la Palabra, oraré por ti para que ocurra en tu interior un milagro: que tu corazón de piedra, egoísta y endurecido, se transforme en un corazón blando y generoso capaz de amar a México y de buscar el bien de todos los mexicanos, especialmente de los que más sufren hoy injusticia o marginación…

El Evangelio de este domingo continúa rasgando e interpelando a cualquiera que tenga una conciencia y se decida a escucharla: “Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames… (Lc 6,27-38)… ¿Cómo escuchar esto hoy? ¿Cómo explicar esta Palabra y cómo permitir que sea realmente Verdad y Vida en las circunstancias actuales de nuestro México?... A los simpatizantes de “la Otra” esto indudablemente les sonará como una bofetada, como una aberración, como “opio para el pueblo”… A los de la “derecha” abusiva e hipócrita les encantará el texto para llamar convenencieramente y “en el nombre de Dios” a la “paz” y al “orden” y al silencio sumiso sobre sus fraudes y atropellos…

Pero a los millones que soñamos en un Nuevo México, en una Nueva República, simplemente resultan estas palabras verdadero “Evangelio” -es decir, “Buena Noticia”- que nos confirma el rumbo que hemos tomado y los objetivos que nos hemos propuesto: Nuestra lucha ha de continuar siendo por las vías de la Resistencia y de la Desobediencia Civil Pacíficas… El texto del Evangelio que estamos reflexionando implica estar en pie de lucha, implica un amor no “rosa”, ni “azul frío”, sino un amor muy fuerte y muy comprometido… Y rasga, duele e interpela porque no es fácil… Fácil el amor egoísta o “rosa”. Fácil también el odio… El Amor que lucha y que resiste pacíficamente, ese amor es de gente grande y de patriotas auténticos. El Amor que lucha y que desobedece pacíficamente, cuando las leyes o las instituciones son injustas, ese amor es de héroes y de santos…

“Presentar la otra mejilla” no tiene nada que ver con sumisión cobarde. Cuando en el Evangelio de Juan se habla de Jesús recibiendo una bofetada, vemos que Él 1) No devolvió el golpe, 2) Tampoco corrió y huyó, 3) Tampoco se quedó sumisamente callado. Jesús enfrentó a su golpeador y le dijo: “Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?” (Jn 18,23)…

Gandhi demostró con hechos, con su propia vida, con los resultados que fue obteniendo, el poder que tiene este amor auténtico que lucha sin odio y sin violencia, pero también sin huir, sin dar marcha atrás, sin caer en la sumisión o en la indiferencia, con una enorme fuerza y convicción interiores. La Resistencia Civil Pacífica y la Desobediencia Civil Pacífica son revolucionarias, pero también son eminentemente evangélicas y profundamente espirituales… Y no tienen nada que ver con ninguna “religiosidad” mocha, masoquista, sumisa o cobarde…

La Desobediencia Civil Pacífica, que es propiamente hoy la etapa en la que millones nos encontramos frente al des-gobierno ilegal e ilegítimo, ha de sostenerse y cimentarse en Palabras de Verdad y de Vida como las que hemos escuchado este domingo, en un Amor absolutamente Nuevo como corresponde a Ciudadanos Nuevos en una Nueva República: “El Señor le dará a cada uno según su justicia” (1Samuel 26,2-23, escuchábamos en la primera lectura). Por esta Palabra sabemos que nuestra Victoria es segura…

Desobediencia Civil Pacífica es lo que hizo Jesús ante las “leyes” absurdas o injustas de su tiempo. Ese fue su Amor por su País y por el mundo entero en todas las épocas. Esta fue la Nueva Ley Espiritual que nos dejó como herencia… Por esta Desobediencia Civil Pacífica suya fue por la que lo acosaron, lo persiguieron, lo apresaron y lo asesinaron… Sólo recordemos un poco: “¿Cómo puede blasfemar de este modo? ¿Quién puede perdonar los pecados fuera de Dios?” (Lc 5,21)… “Al ver esto, los fariseos y los maestros de la Ley que eran amigos suyos, expresaban su descontento en medio de los discípulos de Jesús: ‘¿Cómo es que ustedes comen y beben con los cobradores de impuestos y con personas malas?’” (Lc 5,30)… “Los discípulos de Juan ayunan a menudo y rezan sus oraciones, y lo mismo hacen los discípulos de los fariseos, mientras que los tuyos comen y beben” (Lc 5,33)… “¿Por qué hacen lo que no está permitido hacer en día sábado?” (Lc 6,2)… “Los maestros de la Ley y los fariseos espiaban a Jesús para ver si hacía una curación en día sábado y encontrar así motivo para acusarlo” (Lc 6,7)… “Si este hombre fuera profeta, sabría que la mujer que lo está tocando es una pecadora, conocería a la mujer y lo que vale” (Lc 7,39)… Etc., etc., etc… A cada una de estas cosas que pensaban o le decían Jesús respondió siempre con firmeza, sabiduría y autoridad. Pongo aquí sólo una de sus respuestas que es fundamental para comprender su actitud libre y de Desobediencia Civil Pacífica: “El sábado –las leyes- ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado –las leyes- (Mc 2,27)… Es decir, una ley -y una institución-, si es racional y justa, es para servicio del hombre, para liberarle y hacerle mejor. No para, con pretexto y justificación de la “ley”, abusar de él, oprimirlo o disminuirlo… Jesús fue respetuoso de toda ley sabia y justa, religiosa o civil, que estuviera a favor del hombre. Pero denunció y desobedeció un montón de “leyes” arbitrarias, inútiles, irracionales, hipócritas y abusivas que sólo beneficiaban a unos cuantos, tanto en el campo de lo civil como de lo religioso…

Su Amor, el Nuevo Amor, fue inaguantable para los que vivían y predicaban un “amor” falso, hipócrita y convenenciero… Para estos representantes del “amor” viejo y podrido es para quienes especialmente pronunciaba Él estas otras palabras del Evangelio: “Sean misericordiosos… No juzguen… No condenen… Perdonen… Porque con la misma medida con que midan, serán medidos” (Lc 6,27-38)… ¿Habrán escuchado esto los ricos y poderosos, los jerarcas religiosos, los usurpadores en México, los medios de comunicación vendidos? ¿O habrán volteado hacia el pueblo, hacia los que estamos luchando, como diciéndonos, “en nombre de Dios”: “Ahí les hablan. Pónganse en orden. Quédense calladitos. Perdónennos otro sexenio nuestros abusos y atropellos. Tengan misericordia de nosotros que sólo somos unos pobrecitos ricos. No sea que aparte de no tener bienes en esta tierra también se queden sin los del cielo, eh?”…

El Amor hoy, en estos tiempos de fraude, cinismo y odio, el Amor verdadero, el de “amarillo sol” y el de “rojo sangre”, tiene dos nombres simples y claros: Resistencia Civil Pacífica y Desobediencia Civil Pacífica… Es esta la única Esperanza... Es el único Remedio de fondo contra el Odio Estructural económico, social, religioso y político que ha ido creciendo en México y en el mundo en los últimos años… Los creyentes verdaderos, los hombres y mujeres libres y espirituales en la Nueva República, sabemos lo que tenemos que hacer y lo seguiremos haciendo…

Álvaro, Diácono en Resistencia

2 comentarios:

WorldSinFronteras dijo...

Don Alvaro:

Me encantaron sus comentarios acerca de las lecturas bíblicas. Pone usted de manera muy certera el dedo en la llaga.


Saludos,

Juan Díaz
Georgia, Estados Unidos

Diácono Álvaro dijo...

Gracias, estimado Juan, por su comentario. Un abrazo para usted!